El estudio de los desafíos y las fortalezas de las familias mexicanas es un campo que prácticamente no ha sido desarrollado en nuestro país. Sin embrago su estudio ha traído resultados muy fecundos en otros países.
En el siglo XXI, las familias enfrentan una serie de desafíos importantes que tiene que resolver. Algunos de ellos pueden ser clasificados como externos y otros provienen de sus características internas. La pobreza, la migración, el cambio cultural son algunos de los desafíos externos y que tienen que ser enfrentados por las familias. La secularización, la diferenciación simbólica, los cambios en la estructura de roles y los cambios entre las generaciones son aquellos que enfrentan las familias y que provienen de su configuración interna.
A pesar del gran valor que los mexicanos le atribuyen a la familia, hoy la vida familiar enfrenta muchos desafíos y tensiones. Especialmente en las tres últimas décadas, la sociedad mexicana ha experimentado una serie de cambios acelerados y para los miembros de las familias es difícil lidiar con ellos. En una sociedad crecientemente modernizada, la tradición ha estado perdiendo terreno, y la certidumbre sobre muchos hechos de la vida se vuelve frágil y contingente. Al mismo tiempo, los asuntos de la familia requieren de mayor esfuerzo y atención con el fin de sostenerlos y no hay otras instituciones que les den apoyo sustancial. El decreciente papel del Estado en la vida social, manifestado en el débil sistema de seguridad social, ha tenido también como resultado que las familia tengan que enfrentar todos los problemas y tensiones básicamente por sí mismas. Una gran cantidad de familias, por lo tanto, vive con altos niveles de estrés.
México ha experimentado en las últimas tres décadas una serie de crisis económicas que han deteriorado los niveles y la calidad de vida. Desde 1976 ha habido un decrecimiento en el ingreso real, el desempleo se ha incrementado en distintos momentos, y el empleo formal ha registrado importantes reducciones. A pesar que desde los años ochenta el Estado ha puesto en práctica una política de estabilización y de ajuste estructural, estas tendencias continúan desarrollándose. El aumento de las desigualdades era el principal riesgo que se enfrentaba si estas tendencias continuaban creciendo y esto fue reducido o contrarrestado a través del rápido desarrollo de la economía informal. Como consecuencia de las medidas de estabilización y de ajuste estructural, la distribución del ingreso se volvió más desigual. Por lo tanto las familias han enfrentado un deterioro en sus ingresos y para sobreponerse a ello han tenido que desarrollar diferentes estrategias para manejar e incrementar sus ingresos. Una de las respuestas que las familias que han dado es el aumento de la fuerza de de trabajo familiar, a través de la intensificación del trabajo asi como del desarrollo de una actividad económica adicional u horarios de trabajo más extenso, por parte del jefe del hogar. Pero la incorporación de más miembros de la familia en los mercados de trabajo constituye uno de los resultados. La presencia de las mujeres en el mercado de trabajo es significativa: mientras que el 1940 representaba 8% de la población económicamente activa, y de acuerdo con proyecciones para el año 2010 esta cifra aumentara entre el 28% y 45%. El aumento de las mujeres casadas en la fuerza de trabajo han aumentado tan rápidamente para el año 2003 alcanzo casi el 32%.La consecuencia más relevante de este hecho es que la estructuración de roles dentro de la familia esta cambiando. Además de de los cambios de organización y estructuración de roles, estas tendencias económicas han tenido como resultado un problema importante de pobreza, tanto en las areas urbanas como rurales, a pesar de que es más profunda en las ultimas décadas. Algunas características que tienen las familias pobres son su tendencia a ser familia extensas; su tamaño es mayor que el promedio nacional; el numero de miembros que dependen económicamente de un miembro es mayor, tienden a vivir en forma hacinada en una vivienda, tiene mayor presencia de niños menores de 12 años; los niños asisten menos a la escuela, una proporción mayor de adolescentes trabaja; los jefes de familia tienen un nivel bajo de educación formal y tienden a ser jóvenes. Las difíciles condiciones socioeconómicas que enfrentan muchos mexicanos han aumentado al aumento de la migración, principalmente a Estados Unidos. La migración ha estado teniendo gran impacto en la vida familiar. Algunos de los cambios que está promoviendo en los pueblos pequeños son: 1) los cortejos entre los jóvenes son más abiertos aún cuando se mantienen a larga distancia, 2) los rituales de matrimonio tienden a tener lugar durante estaciones específicas, 3) la exogamia está aumentado. Aun cuando la expectativa de casarse con alguien del mismo pueblo o racho es alta, la migración ha brindado más oportunidades de conocer chicas o chicos de otras partes. 4) el aumento en la edad de matrimonio. Las mujeres y los hombres prefieren esperar más tiempo antes de casarse; quieren estudiar o trabajar con el fin de ayudar a sus familias y salir adelante en la vida, 5) hay una disminución en el patrón de residencia posmarital patriarcal y un aumento en el neolocal. Muchos migrantes antes de casarse, compran su propia casa.
Hoy también los mexicanos creen más, cuando tratan de resolver problemas, en los valores asociados al mercado libre, a la democracia y a la importancia del pensamiento científico que en los valores asociados a la religión. Pero además de la secularización y la racionalización, Berger y Kellner han señalado que en la sociedades modernas se ha presentado un proceso de pluralización de los mundos de significado no solo en la esfera pública sino también en la privada, lo cual ha tenido impacto en la vida familiar La pluralización en el mundo privado ha llamado a este proceso, la diferenciación simbólica. Los padres tienen diferentes opciones para elegir con el fin de educar a sus hijos, invierten mucho dinero, tiempo y energía tratando de buscar una buena educación complementaria. En las tardes mandan a sus hijos a clases de música, deportes y lecciones de arte, a distintos tipos de terapia, etc. Hoy los niños son educados en un contexto de diversidad, un niño puede tener como compañero de clase a un niño de padres divorciados, a un niño que pertenece a una familia monoparental, a un niño con creencias religiosas distintas o cuyos valores familiares son seculares. La definición entre la educación en la familia y en la escuela implicaba un equilibrio delicado entre la autoridad de los padres y de la escuela. La autoridad de los primeros tendía a ser respetada por la escuela. Hoy la incorporación de la psicología y la pedagogía dentro de la administración y el manejo de las escuelas han tenido un impacto importante en la autoridad de los padres. Como ha señalado Berger, con el desarrollo de la ciencia y el ensanchamiento de sus esferas de aplicación, las esferas individuales, familiares y privadas han sido incorporados como objetos de cuantificación y de experimentación científica. Las certidumbres que tenían antes los padres sobre cómo educar a sus hijos, son ahora cuestionadas bajo los lentes de esta autoridad científica que la escuela representa. A pesar de que hay evidencia de que este es un desafío que enfrentan principalmente las familias de sectores medios, es probable que constituya un desafío para otros grupos sociales, dado a que hay una tendencia general en las escuelas de concluir la perspectiva científica proveniente de la psicología y la pedagogía. La apreciación del rol materno, además, estaba encadenada normativamente con otro, el de ama de casa, de tal forma que estos roles demarcaban socialmente el horizonte de la vida de las mujeres y su status social. Los horizontes de expectativas de las mujeres, incluyendo aquellos de las madres con niños dependientes, se están diversificando de tal manera que la contribución económica de las mujeres al bienestar familiar a través de una actividad económica aceptada hoy que en el pasado. La configuración del rol de las mujeres en forma más abierta hacia el exterior, debido a una actividad económica, presenta desafíos para los hombres y las mujeres con respecto a cómo van enfrentar y conciliar diferentes valores como pareja y como familia. Otro desafío importante que deriva de la estructura de los roles tradicionales están representando por las desigualdades de poder entre géneros. La división tradicional de roles ha supuesto a menudo una dependencia y sumisión por parte de las mujeres adultas con respecto a los varones adultos.
Como parte del cambio cultural que la sociedad mexicana está experimentando, hay un desafío importante que están enfrentándolas familias con respecto a las generaciones y la parentalidad. Las relaciones entre las generaciones dentro de las familias se están volviendo más problemáticas. Los padres enfrentan los problemas con respecto a cómo mantener su autoridad en una sociedad en donde las opiniones y las decisiones de los niños cuentan más, y tienen facultades para lidiar con los valores en los cuales fueron educados y una cultura que da más espacio a los niños.
Un desafío importante que están enfrentándolas familias mexicanas se refiere a la violencia que puede estar generándose como parte de los rápidos cambios que han experimentado las familias: los cambios en la estructura de roles, el deterioro de las condiciones económicas y sociales, la persistencia de las desigualdades de géneros entre las generaciones, el abuso en el consumo del alcohol y drogas, así como los cambios en las pautas culturales pueden generar tensiones que conduzcan al incremento del uso de la violencia. Las familias requieren de mejores herramientas para enfrentar estas situaciones y evitar con ello el uso de la violencia física o emocional en las relaciones familiares. La reconstrucción que hace acerca de los desafíos que enfrentan las familias mexicanas nos ofrece un panorama parcial de ellos. Falta realizar más investigación sobre la dinámica interna de las familias para poder establecer otro tipo de desafíos.
LAS FORTALEZAS DE LAS FAMILIAS MEXICANAS
A pesar de la importancia fundamental que tiene la familia para los mexicanos, los científicos sociales no han desarrollado una investigación basada en las fortalezas de las familias. Olson y DeFrain señalan que diversos autores han establecido la hipótesis de que existen tres grandes dimensiones que identifican las principales fortalezas de las familias o diferentes países o en diferentes grupos sociales con distintos antecedentes étnicos. Estas tres dimensiones son la cohesión, la flexibilidad y la comunicación familiar. En términos generales podemos decir que las familias mexicanas son fuertes. Tomamos la primera dimensión de cualidades que señalan los dos autores, es decir, la cohesión, para analizar el caso mexicano. Los autores incluyen en este grupo el compromiso con la familia; el de pasar tiempo juntos realizando actividades conjuntas, compartir sentimientos e ideas y disfrutar la compañía del otro. Las familias mexicanas tienen un alto grado de cohesión en el sentido de que los miembros de la familia están fuertemente orientados hacia la familia. En la cultura mexicana la fuente principal de la cohesión familiar proviene de un comunitarismo con base institucional, y en las sociedades industrializadas parece provenir de una base institucional fuertemente individualista.
En virtud de que el comunitarismo da mayor importancia a los intereses del grupo y no del individuo, generalmente tiene nivel más alto de coersión. En una cultura comunitaria la cohesion familiar demarca los parámetros en los que el individuo puede ser feliz o satisfecho. La cohesión no es resultado de la fuerza externa del grupo que limita la individualidad, sino de un proceso de negociación entre los propios individuos.
La cohesión en la sociedad mexicana, se relaciona con otra fortaleza importante, es decir el familismo. Otra fuente importante de cohesión proviene de un elemento que puede ser considerado como una fortaleza importante, es decir, la red de parentesco o de parientes. Las redes de parentesco constituyen una extensión de la cohesión familiar del núcleo. La cohesión era tan fuerte entre el grupo de parentesco que esta se manifestaba, por ejemplo, el hecho de que tenían que enviar a sus hijos al mismo club o escuela. Hoy algunos de estos rasgos están disminuyendo, particularmente en las grandes ciudades como la de México, debido a los cambios en la estructura y desarrollo urbano, y a que grandes distancias dificultan los encuentros. Adler y Perez-Lizaur sostienen que en México el sistema familiar de tres generaciones, con su red de parentesco fuerte, proporciona seguridad económica, social y emocional al grupo y a los individuos, pero también las restricciones sobre los individuos son más pesadas, y por lo tanto, tienden a carecer de libertad personal. Parece que la cohesión en la sociedad mexicana ha estado fuertemente asociada con un bajo nivel de libertad de elección para los individuos. Las familiar no solo tienden a vivir en la cercanías, generalmente en el mismo terreno o cerca de los parientes, sino que los hijos varones cuando se unen o casan, se van a vivir en la misma casa de sus padres, llevan a su pareja o esposa con ellos y ella se subordina. Para conocer el tipo de modalidad de cohesion interna que tienes las familias, Olson y DeFrain han señalado varios elementos que pueden ayudarnos a determinarla: 1) El grado de separación y de aglutamiento entre los miembros de la familia; 2) El balance que se establece entre la individualidad y la dimensión de nosotros; 3) El grado de cercanía emocional entre los miembros de la familia; 6) La lealtad que tienen unos con respecto a otros; 7) El grado que comparten o no la realización de actividades. De acuerdo con Olson y DeFrain, la segunda dimensión de la calidad de las fortalezas que tiene las familias, sin importar su identificación étnica o país de origen, está constituida por la flexibilidad. Los individuos desarrollan sus recursos personales con el fin de satisfacer sus necesidades; ellos han desarrollado un gran sentido de individualidad y de libertad de acción dentro del contexto familiar. La definición de la flexibilidad familiar de Olson y DeFrain supone otro hecho importante, es decir, la flexibilidad de roles, en el sentido de que los miembros de la familia pueden cambiar las tareas y los roles con el fin de responder a ciertas instituciones.
La tercera dimensión de las cualidades de las fortalezas que tienen las familias, siguiendo la caracterización de Olson y DeFrain, se refiere a la comunicación y aprecio positivo y a la de tener afecto entre los miembros de la familia. La familia mexicana, en efecto,es una institución importante de solidaridad.
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