sábado, 3 de septiembre de 2011

Las Reglas del Método Sociológico (Emilé Durkheim)

Hasta ahora los sociólogos  se han preocupado poco de caracterizar y definir el método que aplican al estudio de los hechos sociales. Así sucede que, en toda la obra de Spencer, el problema metodológico no ocupa ningún lugar porque; la Introduction a la Science Sociale, esta consagrada a demostrar las dificultades y la posibilidad de la sociología, no a exponer los procedimientos de que debe servirse. Entonces un orden de hechos sociales que presentan caracteres muy especiales: consisten en formas de obrar, pensar y sentir, exteriores al individuo y están dotadas de un poder de coacción en virtud del cual se le imponen. En consecuencia, no se podrían confundir con los fenómenos orgánicos, puesto que aquellos consisten en representaciones y en acciones, ni con los fenómenos psíquicos, de los cuales no tienen existencia más que en la conciecia individual y por ella. Constituyen por consiguiente, una especie nueva y es a ellos a los que es necesario reservar y dar la calificación de sociales. Esta calificación les es adecuada, porque esta claro que no estado el individuo como su base, no pueden tener otro sustrato que la sociedad, sea la sociedad política en su integridad, se lguno de los grupos parciales que ella encierra, confesiones religiosas, escuelas políticas literarias, corporaciones profesionales, etc.
Se sabe además que tosa la coacción social no es necesariamente exclusiva de la personalidad individual. Pero hay otros hechos que sin prestar estas formas cristalizada tienen la misma objetividad y el mismo ascendiente sobre el individuo. Es lo que se denomina corrientes sociales. La generalidad combinada con la objetividad pueden ser mas fáciles de establecer. La sociología no puede desentederse de lo que consierne al sustrato de la vida colectiva. Cuando se quiere conocer la forma en que esta dividida políticamente una sociedad, de qué se componen estas divisiones, o la fusión más o menos que existe entre ellas, no será mediante una inspección material y por medio de observaciones geográficas como podemos conseguirlo, porque éstas divisiones son morales aunque tengan alguna base en la naturaleza física. Es sólo a través del derecho público como es posible estudiar ésta organización, porque es este derecho el que la determina, de la misma manera que define nuestras relaciones domésticas y cívicas. Es hecho social toda manera de hacer, fija o no, suceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, que es general dentro de la extensión de una sociedad dada a la vez  que tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales.
La primera regla y la más fundamental es considerar los hechos sociales como cosas. El hombre no puede vivir en medio de las cosas sin hacerse ideas sobre las mismas de, acuerdo con las cuales regula su conducta. En lugar de observar las cosas, de describirlas, de compararlas, nos contentamos con tomar conciecia de nuestras ideas, de analizarlas, de combinarlas. En lugar de una ciencia de realidades, nos hacemos más que un análisis ideológico. Sin duda este análisis no excluye necesariamente toda observación. Es posible apelar a los hechos para confirmar éstas nociones o las conclusiones extraídas de ellas. Pero los hechos no intervienen más que de un modo secundario, en calidad de ejemplos o de pruebas confirmatorias; no son el objeto de la ciencia. Esta va de las ideas a las cosas, no de las cosas a la ideas. Esta claro que éste método no podría dar resultados objetivos. En efecto, estas nociones, o conceptos, como se les quiera llamar, no son los sustitutos legítimos de las cosas.
Lo que consituye la materia principal de su ideología es el progreso de la humanidad en el tiempo. Spencer hace de las sociedades y no de la humanidad, el objeto de la ciencia. Plantea como proposición evidente, que “una sociedad no existe más que cuando a la yuxtaposición se une la cooperación”, y que es sólo de esta manera como la unión de individuos se convierte en una sociedad propiamente dicha. Después, partiendo de este principio de que la cooperación es la esencia de la vida social, divide las sociedades en dos clases según la naturaleza de la cooperación que domina en ellas.”Hay, dice, una cooperación espontánea que se efectúa sin premeditación durante la búsqueda de fines de carácter privado; hay también una cooperación constituida conscientemente que supone también la existencia de fines de interés público netamente reconocidos. A las primeras se les da el nombre de sociedades industriales; a las segundas, el de militares, y se puede decir de esta distinción que es la idea matriz de su sociología.
Pero esta definición enuncia como cosa lo que no es más que una manera de ver el espíritu. Se presenta, en efecto, como la expresión de un hecho inmediatamente visible, y basta la observación para comprobarla, puesto que esta formulada desde el principio de la ciencia como un axioma. Y, sin embargo, es imposible saber mediante una simple inspección si realmente es la cooperación el todo de la vida social. Tal afirmación no es científicamente  legítima más que si se ha comenzado a pasar revista a todas las manifestaciones de la vida colectiva y si se ha hecho ver que todas ellas son formas diversas de cooperación. Por tanto, una vez más es una cierta manera de concebir la realidad social la que sustituye a esta realidad. Lo que se define así no es la sociedad, sino la idea que de ella se hace Spencer. Y si éste no tiene ningún escrúpulo en proceder así,  es que para él también la sociedad no es ni puede ser más que la realización de una idea, a saber, la misma idea de cooperación por la cual la define. Sería fácil mostrar que, en cada uno de los problemas particulares que aborda, su método continua siendo el mismo .
Además, aunque presume de ser empíricamente, resulta que como los hechos acumulados en su sociología se emplean para ilustrar análisis de nociones más que para describir  y explicar las cosas, parece que no sólo están presentes en calidad de argumentos. En realidad todo lo que hay de esencial en su doctrina puede decirse inmediatamente de su definición de la sociedad y de las diferentes formas de cooperación. Porque si tenemos que elegir sólo entre una cooperación impuesta tiránicamente y una colaboración libre y espontánea, es evidente que ésta última es el ideal hacia el que la humanidad tiende y debe tender. En el estado actual de conocimientos, no sabemos con certeza qué es el Estado, la soberanía, la libertad política, la democracia, el socialismo, el comunismo, etc; por consiguiente , el método querría que se prohibiera todo uso de estos conceptos hasta que no fuesen científicamente constituidos.



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